Las informaciones que apuntan a que Mazda lanzará próximamente un nuevo RX-9 son variadas, pero la opinión general es clara: debe llevar motor rotativo.
En 2012 el mundo de la automoción vio por última vez un coche con motor rotativo de producción: el Mazda RX-8, heredero directo del legendario RX-7.
La compañía japonesa ha apostado mucho por el motor ‘Wankel’ en los últimos 30 años, y sus coches han devenido con el paso del tiempo en auténticas leyendas de las que marcan época y le dan nombre a una marca. En las calles y en lo deportivo, porque no se debe olvidar la victoria en Le Mans del Mazda 787b con el motor de 4 rotores y uno de los mejores sonidos que ha presenciado jamás la pista francesa.
Igual que para Toyota lo es el Supra y el 2JZ, para Honda el Civic y el sistema V-TEC o BMW con la clásica ‘M‘ y sus M3, Mazda ve en este motor con forma triangular la pieza, valga la redundancia, angular, de su legado.
En el Salón del Automóvil de Tokio 2015 se presentó el RX-Vision, un concept que invitaba a soñar de nuevo con una continuación de esta familia de coches deportivos que, finalmente, parece haber quedado en eso: un concepto. Sin embargo, este 2021 se dio a conocer la noticia del registro de patentes de Mazda entorno a la estructura y chasis de ese supuesto RX Vision que bien podría valer de plataforma para el ansiado nuevo RX-9.
Mazda también anunció en 2019 que se encontraban desarrollando un motor de 6 cilindros en línea turboalimentado que aún no se sabe si sigue en proceso o para qué plataformas irá a parar. Lo suyo sería pensar que los SUV de la marca, e incluso los sedán, serán los receptores directos de esta nueva incorporación, ¿pero y si piensan montarlo en un supuesto RX-9?
Pese a esas informaciones, este verano Mazda registró un logo que recuerda enormemente a las figuras escondidas a lo largo de las líneas y el interior del RX-8: el famoso triángulo ovalado propio de los Wankel, pero con lo que parece una ‘e’ integrada en medio. ¿Combinación con un sistema eléctrico?. En definitiva, una de cal y otra de arena.
RX-9 con ‘Wankel’ o un cambio de nombre. El seis cilindros no es el camino.

La fuente Jalopnik afirmó en 2019 que alguien del entorno de Mazda aseguraba que el RX-9 estaba en proceso, pero que no portaría un motor rotativo, sino el seis cilindros en línea turboalimentado con (previsiblemente) el objetivo de hacer frente al nuevo Supra MKV de Toyota –que incorpora, por cierto, motor de BMW–. Si se planea poner un seis cilindros al RX-9, la mejor decisión de marketing y de respeto de la marca hacia sí misma, es un cambio de nombre. Un nuevo aire.
El contexto de esta información se puede hallar en declaraciones de dos de los más respetados padres de la ingeniería de Mazda: Ikuo Maeda e Ichiro Hirose. Ambos declararon en 2019 en el Salón del Automóvil de Tokio que es «un sueño» traer de vuelta al motor rotativo, pero que se encuentran trabajando a contra corriente.
«Sería irresponsable lanzar un deportivo rotativo en estos momentos»
Maeda, en clara alusión a dos ‘tendencias’ como son la ausencia de deportivos en el mercado actual y la problemática de las emisiones con los motores Wankel.
‘Tendencias’, entre comillas, porque la primera es una creada por las marcas en un ambiente poco investigado. No, no han dejado de gustar los deportivos. Igual que la concepción de que el fútbol femenino no gusta al público, si se permite la comparación.
Si no se fabrican esos bólidos o no se emiten en televisión estos deportes, el acceso del público es menor y, evidentemente, recurren a otras opciones con mayor disponibilidad. Pero no tiene que ver tanto con los gustos, que es algo que no se ha atendido ni estudiado en ningún momento.
Los deportivos siguen gustando. Y mucho. Un servidor es fundador del grupo de jóvenes aficionados al motor Cunda Squad, y las reuniones de clásicos y deportivos cada día están más llenas de chiquillos con los ojos engrandecidos al ver a las viejas (y nuevas) glorias, rebosantes de potencia y estética.
Motor rotativo con sistema híbrido. ¿Continuar la herencia sacrificando un precio ‘moderado’?
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La única opción restante, si el RX-9 quiere aunar toda esa herencia pasada de sus hermanos pequeños, sería combatir de frente el problema de las emisiones –que sí está a la orden del día y en la agenda de todos– con la incorporación de un sistema híbrido al motor rotativo. Una tecnología eléctrica que, por cierto, Mazda ya posee y fabrica.
Obtener cerca de 400cv de esa combinación no sería un problema, aunque seguramente el precio se elevase. El Toyota Supra, que sería el competidor directo en el mismo segmento, parte de los 50.000€.
Ese sería el precio al que Mazda debe aspirar, sin superar los casi 70.000€ de la versión GR tope de gama del ex-2JZ y que lleva bajo el capó 340cv. Y no son cifras de infarto. Aún menos para un coche con una combinación de rotores y sistema híbrido.
Pero seguramente, el precio se acercaría más al tope de gama de Toyota que al precio base, y 20.000€ de diferencia hoy en día no es nada desdeñable, a no ser que el producto ofrecido sea sublime.
Y pensemos algo: puestos a pagar esa cifra, ¿habrá gente que compraría un RX-9 con motor de seis cilindros para hacer un swap a rotativo? La respuesta es simple. Sí.
Porque un RX-9 lo comprarán aquellos que han vivido enamorados (o crecido enamorándose) del RX-7 en películas, series y las montañas japonesas. Gente que quiere volver a escuchar un ‘brap brap brap’ y que está dispuesta a pagar por ello y buscar los resquicios legales que le permitan realizar esa modificación. No sería la primera vez que el público objetivo de un coche sorprende con estas acciones, e internet está lleno de pruebas de estas prácticas.
Y si el coche tope de gama, el bastión de tu marca y el que lleva a la espalda una herencia de más de 30 años de la gran Mazda, va a salir al mercado para que quién lo compre, lo primero en lo que piense sea en un cambio drástico de la unidad de potencia, algo no cuadra. No funciona.
Porque no está conectando con los sentimientos de aquellos que han sido fieles al ‘dorito’ durante años, y un ‘RX’ no merece eso. Ni mucho menos. Un RX debe volver a la cumbre de la automoción y la deportividad. Y si no es así porque los viejos tiempos no van a volver jamás, que no sea un RX.